30 mayo, 2007

ELECCIONES MUNICIPALES 2007: EL RESULTADO



Todo ha concluido. A las 22,00 horas del domingo 27 de mayo sabíamos que todos habían perdido. Lo que se decía era lo contrario, que todos ganaban, mientras se ocultaba cuidadosa y púdicamente el tremendo dato de la amplísima abstención con que había concluido el llamamiento a las urnas.

La elecciones municipales y autonómicas de 2007, excepto en Navarra, donde subió algo la participación, han sido un puro fiasco. En Cataluña, un auténtico desastre. Por ejemplo, en la ciudad de Barcelona, los datos han sido los siguientes:

Total del Censo de Votantes 1.262.537 personas

Votaron …………………… 611.941 personas

Abstenciones ……………… 622.370 personas

Votos en blanco …………... 24.754 personas

Votos nulos ……………….. 3.472 personas

Ahora todos los protagonistas se consuelan: han logrado salvar sus puestos, sus jugosas nóminas, sus posiciones de poder. Queda todavía un alto porcentaje de la población, algo superior al 50% del total, que sigue creyendo en las posibilidades del sistema. Pero el sistema se agota poco a poco, como se agotan las mentiras que lo sustentan.

Ya pocos creen que nuestras instituciones sean algo más que un atajo de oportunistas aferrados al sueldo y al presupuesto para poder seguir viviendo sin trabajar. Las instituciones españolas, desde el Rey hasta el último concejal de pedanía, se han convertido en una amenaza para la paz civil y la concordia ciudadana. Poco a poco, se irán transformando también en una amenaza para nuestro bienestar más elemental, a medida que aumente la fiscalidad y disminuya la riqueza que destrozan y despilfarran desde los gobiernos Nacional, autonómicos y locales.

El principal problema es la creencia de muchos, todavía demasiados, en que el Partido Popular puede ser una esperanza. Un problema no menor del conformado por los que creen en una hipotética “regeneración” del corrupto PSOE, en las posibilidades de IU o en la “modernidad” de los nacionalismos”.

Todos ellos constituyen el cáncer que devora a España. La bonanza económica no durará eternamente y, cuando terminen de pasar los años buenos, la insaciable voracidad de las oligarquías partitocráticas nos enseñará a todos de lo que son capaces esas bandas de sinvergüenzas que saquean las Haciendas Públicas, en su propio beneficio y en perjuicio de los españoles.

Va siendo hora de hacer algo más que promover la abstención, ya que la abstención se promueve casi sola. Urge exigir el cambio político, la reforma electoral, la depuración de los nuevos caciques partitocráticos de las instituciones, etc…

Esta Segunda Restauración Monárquica de 1975, como la Primera de 1875-1923, va convirtiéndose en una pura farsa: ¿hasta cuando?, ¿permitiremos de nuevo que concluya en tragedia?

Está en nuestras manos

Salud y República

Aviraneta (CR3)

12 mayo, 2007

27.05.2007 ¿Qué hacer?

El 27 de mayo se celebran elecciones municipales


ANTE ESTA CONVOCATORIA SOLO HAY DOS OPCIONES POSIBLES:


O colaboras irresponsablemente de una farsa política…


…o luchas junto al MCRC con tu ABSTENCIÓN ACTIVA por deslegitimar un sistema que te obvia y conseguir el único capaz de representarte…


La opción por la democracia es…
¡LA ABSTENCIÓN ACTIVA!



07 mayo, 2007

ELECCIONES PRESIDENCIALES EN FRANCIA: UN APUNTE


Por un día Francia ha vuelto a vestirse con los colores de la Libertad. Envuelta en los recuerdos de su larga tradición republicana, ha celebrado la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Unas elecciones que, seguramente, eran algo más que importantes. Y es que, en una República presidencialista, aunque éste esté atenuado, como sucede en Francia, la elección presidencial es siempre muy importante. El plus de importancia de esta ocasión viene de la decaída situación francesa tras largos años de corrupción y demagogia de las sucesivas élites gobernantes, fueran de izquierdas o de derechas.

En lo concreto, la victoria de Sarkozy sobre la candidata del Partido Socialista, Ségolène Royal, también se ha llevado por delante a la extrema derecha de Le Pen —que pidió la abstención en unas elecciones que han batido récord de participación (más del 85 por ciento)—, y sobre el democristiano Bayrou, que anunció que no votaría a Sarkozy, confiado en que esa decisión le daría una oportunidad en las elecciones legislativas del próximo mes de junio. La izquierda francesa, avejentada y dividida, que lideraba Royal plantea la necesidad reconstituir esa opción, en un giro definitivo hacia la modernidad.

Curiosamente, han sido los conservadores de Sarkozy los que han sabido plantear un retorno al debate político genuino, más allá de las diferentes demagogias al uso en Francia (y en toda Europa). El vencedor ha sabido articular un programa político con el que se podrá estar o no de acuerdo, pero que ha logrado escapar de la tentación de la demagogia y las expresiones vacías. Frente a las propuestas concretas de política social, económica, educativa, laboral, etc…, de Sarkozy, las vagas invocaciones a “devolver la sonrisa a Francia” de los socialistas, las vacías apelaciones a la “Grandeur National” de Le Pen, las ridículas referencias a espacios geométricos como “El Centro” de Bayrou, o los insidiosos llamamientos al “Todos contra la Derecha”, se han visto ampliamente superadas en el aprecio de los electores.

No cabe la menor duda de que tras una presidencia contradictoria del corrupto reaccionario Chirac, Francia va a entrar en una nueva etapa de su historia política que va a traer cambios importantes en el funcionamiento institucional del país, con una mayor profundización en la vida democrática y la separación de los poderes del Estado, prometida por Sarkozy, un político con capacidad de liderazgo en Francia y en Europa que ha levantado grandes esperanzas y expectativas en la escena internacional y de manera especial en su propio país.

El proyecto de reformas conservadoras del vencedor se revalidará, o no, en la próxima cita de las elecciones legislativas del próximo mes de junio, y el tiempo nos dirá si la política de Sarkozy era o no una buena política. Quien esto escribe tiene serias dudas al respecto, pero no es esa la cuestión. La cuestión que han puesto de relieve las elecciones presidenciales francesas es de un orden muy diferente. La elección presidencial directa por el pueblo es una fiesta de la democracia que concita la atención y el interés de la mayor parte de los ciudadanos, sobre todo si hay una política sobre la que decidir. La elección presidencial une y galvaniza a la ciudadanía, por encima del nombre o la adscripción del ganador. La elección presidencial asegura la división de poderes y, con ello, afirma los valores de libertad de las personas y de responsabilidad de los gobernantes.

Todo un haz de lecciones para quienes nos movemos en esos ámbitos de poder oligárquico propios de la siniestra Monarquía partitocrática que padecemos.


Salud y República Constitucional.


Pla (Club Republicano)