04 diciembre, 2012

¿Se rompe España?


Separatismos


PEDRO M. GONZÁLEZ

Desde la transición inacabada de 1.978 hasta nuestros días, hablar públicamente de España como hecho nacional supone o bien auténtica provocación de quien se sitúa voluntariamente fuera del sistema, o asunto incómodo por el que se suele pasar con extrema cautela, de manera superficial y rápida, siempre dentro del falso discurso de lo políticamente correcto. Tan escandaloso era decir antes de 1.978 que aquello era una dictadura nacionalista como lo es ahora decir que esto es una oligarquía de partidos apátrida. El rechazo social es idéntico. El delicado equilibrio del consenso postfranquista deconstruye la conciencia nacional al partir de un error intelectual básico, consistente en entender el hecho nacional como dependiente de la voluntad de quienes integran un estado concreto.

La historia de la filosofía política nos muestra el perpetuo interrogante del hombre sobre los límites de la acción humana, de su libertad para modificar su propia circunstancia vital y la del medio que le rodea. Esa misma experiencia, es la que nos demuestra cómo existen aspectos vitales en los que el ejercicio de la facultad de libre decisión del individuo tiene una capacidad creadora o transformadora del medio (economía, ideología, costumbres sociales…) mientras que existen otras realidades sobre las que su voluntad resulta totalmente indiferente e inútil al desarrollarse por sus propias reglas. Los primeros son hechos derivados de la libre experiencia, los segundos son de mera existencia. Estos últimos son hechos objetivos, que nos vienen dados y sobre los que nuestra libre de voluntad de asumirlos nada tiene que decir sobre su propia generación, sucesión o existencia misma por mucho que libre y voluntariamente intentemos cambiarlos.

Basten dos ejemplos: Por mucho que cuatro hermanos decidan en libre votación y asamblea dejar de ser hijos de sus padres, el hecho objetivo y cierto es que no dejarán de serlo jamás porque vienen predeterminados por un hecho al margen de su voluntad como es su propia concepción que les predetermina como tales desde el nacimiento hasta la muerte. Podrán renegar de sus padres, decir que no son hijos suyos, que les han maltratado y que no merecen llamarse padres, e incluso cambiarse los nombres y apellidos que les dieron, pero aún así y con todo, siempre serán hijos de esos padres por el hecho biológico que les define como tales y que escapa de su libre voluntad. De igual manera, si pretendemos hacer mañana una excursión al campo o realizar cualquier actividad al aire libre resultaría absurdo que votáramos ahora en muy democrática asamblea que mañana hiciera un día cálido y soleado.

A estos hechos de existencia pura no se les pregunta el por qué ni el para qué como ocurre con los hechos de la libre experiencia, sino el simplemente el cómo. Pues bien, uno de estos hechos objetivos, predeterminados y que nos llega sin preguntar es el hecho nacional. El hecho nacional de España es así, en cuanto a su existencia, independiente de la libertad de conciencia que tengamos para afirmarlo o negarlo.

No es por tanto una unidad de destino mutuamente consensuada por ningún contrato como afirmaban José Antonio u Ortega, que aún siendo ideológicamente dispares coincidían en el voluntarismo social de la formación nacional, sino algo que nos viene dado, independientemente de nuestra voluntad. Es esa coincidencia en el origen del hecho nacional la que debe hacer no extrañarnos porque esa realidad nacional fuera tan maltratada con la dictadura sin libertades personales del pasado, como lo es ahora en la Monarquía de los partidos estatales en que se nos han otorgado todas menos la más importante, la Libertad Política.

Ambas visiones, la franquista y la juancarlista, comparten el empeño político de identificar España con su particular forma de ordenar la sociedad como un hecho que depende de la voluntad de los españoles, en el primer caso como una unidad en el destino, en el segundo como un sugestivo pacto o proyecto de convivencia común. El hecho nacional lo es de existencia histórica y no de experiencia social propiedad de una generación, y es independiente de la existencia o inexistencia de libertades personales. En la formación de esta realidad han jugado un papel más importante la geografía, el clima y las condiciones ecológicas que la voluntad de sus moradores, por cuanto aquellas condiciones son la que han determinado precisamente su distribución desigual en el propio territorio.

La dinámica de las naciones, su evolución, no depende de su voluntad política, sino de su capacidad de modificar las condiciones naturales de su existencia, quedando tan fuera del alcance de la libertad crear naciones como crear lenguas, fruto ambas únicamente del interactuar colectivo creador de su historia cultural. Por eso la independencia de un pueblo no es jamás fruto de su libertad política dentro de su nación, sino reflejo de su fuerza frente al exterior. Así España existirá queramos o no como el oxígeno que respiramos, haya libertad de reunión, de prensa o de sufragio o no la haya. No se trata pues de un plebiscito continuo que determine su existencia ni de un producto contractual, sino de un concepto objetivo y predeterminado tan difícil de definir como fácil de identificar.

Ni las naciones tienen un destino histórico predeterminado ni los pueblos tienen derechos, cuya titularidad es en el orden jurídico únicamente de los individuos. El destino racial de la Alemania de Hitler, el religioso en la España de Franco y el estatal del separatismo vasco, catalán o gallego, son el mismo fruto de esa errónea interpretación del hecho nacional.
                                                                   
La realidad es sin embargo, menos épica, menos romántica. La nación es mero hecho de existencia colectiva en común que cada generación recibe e impone a la siguiente sin preguntar, con la familia, religión y condiciones geográficas de donde nacen. Los españoles lo son no porque estén “en España”, sino porque son “de España” como fruto de esa realidad previa del mismo modo natural que los son su flora y fauna.

Por eso el llamado derecho de autodeterminación en los términos esgrimidos por los nacionalistas periféricos resulta un disparate intelectual a la par que una incorrección jurídica, utilizando un término preexistente del derecho internacional que nada tiene que ver con el sentido utilizado. Hablan de derecho de autodeterminación, cuando en realidad se quiere decir derecho a la secesión. Jurídicamente el Derecho a la autodeterminación es un concepto positivo muy claro definido en las normas del Derecho del Internacional Público y que como tal nace en el marco de la Sociedad de Naciones para ordenar jurídicamente los procesos de descolonización de las potencias europeas de finales del XIX.

El ejercicio del derecho de autodeterminación exige tanto una referencia a la metrópoli o potencia colonizadora como un concreto acto colonizador perfectamente localizado en el tiempo que entra en conflicto, bien con otra potencia colonizadora, bien con la existencia de estructuras estatales previas.
Por eso, al no encontrarse sometida a colonización alguna de potencia extranjera, el derecho de autodeterminación nacionalista no puede ser reclamado ante ningún tribunal de Justicia Internacional.

La situación de Argelia, del Sahara o de Mozambique, difícilmente son asimilables a las aspiraciones separatistas que aquí se dan, asentadas en sentimientos míticos en lugar de en razonamientos lógicos o jurídicos.

Uno de los sentimientos míticos nacionalistas es el que infiere que el hecho de tener una lengua particular otorga el derecho a tener un estado propio. Y si bien es cierto que lo más original de cada nación es su lengua, no lo es menos que su evolución e historia se han encargado de no hacer de la misma signo distintivo prioritario de su identidad. Prueba de ello es que la propia nación española no se identifica nacionalmente con las comunidades de hispanohablantes de Latinoamérica, no existiendo el más mínimo vestigio de sentimiento de consideración nacional sobre aquellas que, en tanto formaron parte del estado español fueron consideradas siempre colonias a pesar de hablar la misma lengua.

Ejemplos como el Portugal respecto a Brasil y el vasto abanico de naciones de la Commonwealth corroboran la falsa base en que el nacionalismo se asienta al acercarse a la cuestión lingüística. Por otra parte, resulta imposible objetivar los particularismos lingüísticos para asociarlos irrefutablemente a una mal llamada “lengua nacional” en la que éstos se entremezclan, nutren y evolucionan, hasta el punto de no saber si estamos ante otra lengua distinta. El caso del Aranés en Cataluña o la creación administrativa y artificial del batua fusionando el vizcaíno y el guipuzcoano son ejemplos paradigmáticos de la búsqueda de la uniformidad mítica de la lengua como elemento delimitador de la nación.

El mito nacionalista, como aspira a convertirse en Estado, precisa entrar en el juego lógico y dialéctico de la discusión sobre conceptos y categorías políticas, de no optar, naturalmente por la vía directamente criminal del terrorismo, en realidad mucho más consecuente con sus bases teóricas. Sin embargo, el nacionalismo denominado moderado o democrático, es siempre un jugador de ventaja puesto que cuando se ve acorralado por su interlocutor o se encuentra ante la incompatibilidad teórica de sus postulados con la realidad más evidente, acude al argumento sentimental como sustento último de sus posiciones y afán de estado, y frente a eso, no existe razonamiento que valga.

Sobre sentimientos no se puede entrar a razonar. Como ocurre con el odio, el amor, el hambre o la sed, no se puede discutir con criterios de racionalidad sobre el sentirse de ésta u otra nacionalidad, por mucho que se demuestre razonadamente lo ajeno que a la realidad de ese sentimiento. El sentimiento es así, refugio último, punto seguro o “casa” donde estar a salvo de la lógica o dialéctica más elemental, donde cobijarse bajo el manto del exigible respeto a esa dignidad personal, desde la que se tiraniza a la razón. Por eso el nacionalista presenta la nación no como hecho de la existencia humana, sino con derechos subjetivos y sentimientos, como si fuera una persona, siendo muy al contrario que sólo los seres humanos son titulares de tales atributos.

De la falsedad dialéctica que dota de derechos subjetivos a la nación, el nacionalista saca la conclusión de que si resulta indiscutible el derecho al desarrollo libre de la personalidad del individuo, por muy poco liberal que se sea, se debe colegir necesariamente también el derecho a la libre determinación de la comunidad particular a la que pertenece.
Tal razonamiento, claramente polilogista, que otorga derechos subjetivos a las comunidades de personas, se encuentra sin embargo con un problema irresoluble, cual es el de la individualización de esos derechos.

Efectivamente, mientras en el caso del individuo sujeto de derechos y deberes resulta inequívocamente identificable el titular de los mismos por su propia individualidad orgánica, los pueblos o naciones se encuentran indisolublemente unidos de forma física entremezclándose a pesar de diferencias étnicas o lingüísticas de forma que resulta imposible identificar su desarrollo diferenciado, hasta tal punto que la única forma eficaz de identificarlo es su preexistencia estatal independiente.

A estos “liberalísimos” les repele el supuesto comportamiento antiliberal de quienes niegan el derecho al plebiscito regional para resolver sobre, en sus mismas palabras, “su propio futuro”, que señalan debe decidirse a través de la pacífica y libre decisión de las urnas.

Sin embargo, de seguirse tal razonamiento, sería preciso cual fuera el resultado del referéndum autodeterminador, repetirlo cada quince años o menos, el tiempo de una generación, ya que no se puede denegar a futuras generaciones lo que se concede a la presente, sin que exista fuerza moral alguna que haga prevalecer jurídicamente la intención de una en concreto.

La paradoja alcanza su expresión máxima si consideramos el resultado de tal supuesto referéndum, dado que según tal lógica perversa, si bien debería repetirse periódicamente para renovar el voto de permanencia en el Estado respecto al cual se ejercita el derecho de separación, con toda seguridad en cuanto el resultado fuera favorable a la secesión, jamás volvería a practicarse. Curioso derecho cuyo ejercicio se reitera en el tiempo sólo si el resultado no es favorable a la independencia.

Sin embargo España, sin tener que invocar derecho alguno, es un hecho de existencia nacional con el que se encuentran inescrutablemente los que nacen y se reproducen en su territorio.

Publicado en diariorc.com como serie el 31/10 y el 6,15 y 22/11/2012.




24 noviembre, 2012

Desmontando falacias



El mito financiero regional

LORENZO ALONSO

Hace mucho tiempo que venimos repitiendo que uno de los problemas económicos de España es el coste del modelo de Estado que nos impuso la “clase política” española actual. Durante más de tres décadas nos han estado vendiendo una inmensa cantidad de mercaderías políticas averiadas (descentralización política, administrativa y fiscal; gestión eficaz y eficiente de los servicios públicos; leyendas de tiempos imaginarios y fábulas de lugares utópicos) sin explicarnos que sus quimeras (inmensas  maquinarias burocráticas) necesitaban ingentes recursos tributarios y financieros. Para ello inventaron un alucinante sistema de financiación de esas Comunidades Autónomas y nos los vendieron como un ungüento de serpiente capaz de llegar a ser el elixir del eterno progreso político y económico de cada rincón de este país.

Nos explicaron que el consenso era el método racional de conseguir lo propuesto y la “multilateralidad”,basada en los acuerdos del Consejo de Política Fiscal y Financiera, era el ejemplo perfecto que ayudaría a eliminar las tensiones territoriales de España. Pronto vimos que el cónclave de cada Partido Político pactaba, con los “miniestados” que dominaba, las decisiones que iban a votar en el sínodo de ese Consejo y que los dirigentes de algunos de estos territorios, que se sentían perjudicados, guardaban en la manga cartas marcadas. Y blandieron sus armas: “Balanzas Fiscales” amañadas (como si su territorio fuese un contribuyente o un ciudadano necesitado, al estilo medieval) y “Pactos Fiscales” (soberanía tributaria, bilateralidad y Convenio fiscal entre Estados). Todo era una quimera.

Durante muchos años nos avasallaron con “conceptos fiscales indeterminados” (corresponsabilidad fiscal, cohesión territorial, justicia distributiva, coste efectivo de los servicios públicos, óptima gestión del Estado de Bienestar, eficaz cobertura de las necesidades financieras) para justificar la cesión del 100% de la recaudación del Impuesto sobre el Patrimonio, del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, del Impuesto sobre las Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, del Impuesto sobre la Matriculación de Vehículos y del Impuesto sobre la Electricidad; para añadir a la cesta tributaria el 33% de la recaudación del IRPF, el 35% del IVA y el 40% de los Impuestos Especiales (tabaco, alcoholes, cerveza, hidrocarburos, etc.); para seguir presionando hasta conseguir el 50% de la recaudación del IRPF (estableciendo tarifas y regulación propias en este tramo), el 50% del IVA y el 58% de los Impuestos Especiales. Sin hablar de los privilegios del concierto económico del País Vasco (en realidad son tres regímenes especiales, ya que cada uno tiene poderes fiscales distintos: Álava, Guipúzcoa y Vizcaya) y del convenio económico de Navarra (auténticas Confederaciones fiscales) y de una buena parte de la financiación de Canarias, Ceuta y Melilla.

Pero muchos dirigentes regionales se dieron cuenta de que este sistema generaba incertidumbres y que por tanto había que protegerse de ellas. Así que se inventaron variopintos mecanismos que les garantizasen la financiación de sus gastos: Fondo de Suficiencia Global, Fondos de Convergencia (de Competitividad, de Cooperación), Fondo de Compensación Interterritorial y otros Fondos, Fondillos y demás complementos edulcorados con multitud de variables para satisfacer diferencias y localismos (aportación al PIB nacional, “renta per capita”, población total, envejecimiento de la población, dispersión de la población, insularidad, lejanía, kilómetros de costa escarpada o de arena, lengua propia). Utilizaron un montón de fórmulas de ingeniería financiera expuestas con brillantez, multitud de cuadros exuberantes de coherencia interna y bellas hojas “Excel” para obtener el oro inagotable y la piedra filosofal. Pero a lo largo de su vigencia hemos visto que el dinero salía de los raídos bolsillos de “papá Estado”.

Todo había sido una gran falacia, porque el volumen de facturas pendientes de pago al terminar 2011 se elevó a 17.000 M€. El Estado tuvo que hacerse cargo de todas ellas (cerca de 4 millones de facturas) en 14 Comunidades Autónomas (todas excepto País Vasco, Navarra y Galicia). Pero la bestia, como le ocurría a Pantagruel, seguía teniendo hambre y el Tesoro estatal ha tenido que ofrecer “pequeños adelantos y anticipos”, el Instituto de Crédito Oficial ha tenido que conceder líneas de crédito especiales (10.000 M€ hasta ahora), el Estado ha tenido que inventar un Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) con 18.000 M€ (comprometido ya casi en su totalidad). No contentos con esta deriva demencial, el Ministro de Hacienda anuncia su extensión al próximo año (día 5-11-2012 ante la Junta Directiva de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional).

Por si fuera poco, según los datos del Ministerio de Hacienda, las obligaciones pendientes de pago de las Comunidades Autónomas, a principio de septiembre, ascienden a 12.000 M€. Y para poner “la guinda al pastel”, el Banco de España nos dice que la deuda autonómica en circulación ha aumentado en más de 9.000 M€ en la primera mitad del de este año.

Nuestra “clase política”, como los viejos alquimistas, buscó el oro infinito, pero nos ha dejado plomo, tierra quemada y frustración.
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Publicado en diariorc.com, el 14.11.2012



21 noviembre, 2012

Carajal identitario



El próximo viernes día 23 de noviembre de 2012, tendrá lugar en el Ateneo de Madrid, Salón de Actos, a las 19:30 h., la presentación del informe "Las cuentas claras de Cataluña" elaborado por Convivencia Cívica Catalana, en un Acto titulado: "EL COSTE DE LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA" 

Intervendrán en el mismo:

D. Francisco Caja, Profesor de Filosofía de la Universidad de Barcelona y Presidente de Convivencia Cívica Catalana.
D. Jesús Sanz, director del equipo elaborador del informe.
D. Miquel Buesa, Catedrático de Economía de la UCM.

Presentados por D. Carlos Entrena Palomero, ateneísta y Presidente del Club Liberal Español. 

Presidirá el acto D. Pedro López Arriba, Presidente de la Sección y Vicepresidente Primero del Ateneo de Madrid.

Se adjunta invitación al mismo.



Asimismo, se adjunta el informe "Las cuentas claras de Cataluña".

(clic en la imagen para ver/bajar el documento)

01 noviembre, 2012

Adiós a un maestro carismático



Fallece a los 86 años el filósofo Agustín García Calvo
Ensayista, poeta, dramaturgo, traductor, profesor y un tío grande


22 octubre, 2012

La sociedad digital, nociones de uso.


En este post vamos a recibir ciencia, impartida en el TED por D. Genís Roca, que en el vídeo precedente nos pone al tanto sobre la sociedad digital en la que vivimos inmersos.

Sigue un conjunto encadenado de 9 vídeos, que conforman un Kit Básico de Habilidades Digitales cuyo dominio nos facilitará enormemente la gestión del tiempo que pasamos ante el ordenador, vean vean.



Confío que disfrutéis con la amenidad didáctica del Sr. Roca y saquéis buen provecho de su esfuerzo, que agradecemos.



23 septiembre, 2012

El fantasma del rescate amenaza el tinglado de las autonomías

Por su evidente interés, reproducimos este artículo publicado el 22.09.2012 en el diario digital "El Economista.es", firmado por José María Triper.


Si en algo están de acuerdo hoy los dos grandes partidos españoles es en que no quieren el rescate. El uno, el PSOE, lo ha dicho abiertamente. "Yo no lo pediría", aseguraba Pérez Rubalcaba en la televisión. Y el otro, desde el Gobierno, sigue dando largas, con Rajoy mirando al cielo a ver si escampa. Al fin y al cabo es quien más tiene que perder.

Primero, porque el rescate es un fracaso colectivo de la clase política española y de la imagen del país, pero principalmente es un fracaso del Gobierno, de su política económica, y un fracaso personal del presidente. Y, en segundo lugar, porque todos los gobiernos de los países que lo han solicitado, han dimitido o se han visto obligados a dejarlo.

Pero, con independencia de estas razones, existen otras de supervivencia, que son las que les une a todos, incluidos los nacionalistas. La defensa de sus sueldos, de sus privilegios y de su capacidad de financiarse. Porque nuestros políticos, de toda índole, ideología y condición, se han convertido en una casta a la que le preocupa fundamentalmente su propia supervivencia y mantenerse. Y, saben, porque está escrito, que el rescate obligaría a hacer lo que hasta ahora se han resistido a realizar, una drástica reducción de una estructura del Estado elefantiásica.

Más de 163.000 millones de euros nos costaron las autonomías en 2011, el 15 por ciento del PIB. Un orgía de derroche a la que se suman los más de 8.000 ayuntamientos, el doble que Alemania, las fundaciones locales, regionales y estatales, y hasta un Senado que cada vez sirve para menos y se parece más a ese "lujo constitucional" como le definió Camilo José Cela. Una auténtica locura que en Europa ni entienden, ni están dispuestos a consentir y a financiar.

Y ahí es donde el rescate les va a obligar a recortar. Pero claro, eso les supone perder ingresos, poder, fuentes de financiación personales y de los partidos y mandar a muchos políticos, familiares, amigos y demás Nepotes a apuntarse al paro. Y, eso no lo van a consentir. Que haya 6 millones de españoles en el desempleo, pase; pero que les toque a ellos, eso ni de broma.

En la ilustración que hemos preparado para este post, basada en una viñeta del dibujante franco-británico Nicolás Vadot, se nos ha colado un campechano surfista. ¿Podrías identificarlo?



17 julio, 2012

Sic transit gloria mundi


El británico Jon Lord falleció el lunes 16 de julio a los 71 años. El teclista llevaba tiempo luchando contra un cáncer de páncreas. Aunque en 2002 abandonó las filas de Deep Purple (en la actualidad sólo queda de la formación original el batería Ian Paice), él fue uno de los fundadores en 1968 y una de las figuras con más peso dentro del grupo.
Tanto es así, que su trabajo a finales de los 60 y durante la primera mitad de la década siguiente contribuyó a establecer las pautas del heavy metal, un estilo que irrumpió en la escena rock de la época al amparo de las nuevas posibilidades que traía la tecnología.
Se trataba de una música intimidante y visceral, que se valió de ritmos repetitivos con guiños al blues, el rock clásico y algunas dosis de experimentación, amén de un apabullante impacto físico, que huía de sutilezas y que en su momento supuso un importante soplo de aire fresco gracias a bandas como los propios Deep Purple, Led Zeppelin o Black Sabbath.
Como agradecimiento y homenaje, a continuación insertamos un vídeo de una actuación de Deep Purple en Nueva York en 1973.


Adiós John y gracias por todo


11 junio, 2012

AUTONOMÍAS: ¿SÍ O NO?



El próximo jueves día 14 de junio de 2012, tendrá lugar en el Ateneo de Madrid, Sala de Conferencias, a las 19:00 h., un coloquio/debate sobre el tema autonómico en nuestro país.

Intervendrán en dicho debate:

D. Alejo Vidal Quadras, Vicepresidente del Parlamento Europeo.
D. Luis del Pino, periodista.
D. Lorenzo Abadía Escario, Coordinador Nacional de Red Democrática.
D. Ramón Peralta Martínez Secretario 1º de la Sección y Profesor de la Universidad Complutense de Madrid.

Se adjunta invitación al mismo.


02 junio, 2012

La econometría popular o el riesgo de la prima Paqui...



Un pueblo sin información es un pueblo sin opinión, ¿O no?

27 abril, 2012

España es el país con más políticos por habitante de Europa


Por su indudable interés periodístico, reproducimos esta noticia, publicada en el Diario Digital "El Aguijón" hace un par de días y firmada por Javier Fonseca.

Según un estudio elaborado por tres asesores de la Presidencia del Gobierno y al que ha tenido acceso en exclusiva Diario El Aguijón, en España tenemos 445.568 políticos (ver cuadro adjunto a la noticia) trabajando en todos los niveles de la administración, así como en todo tipo de empresas públicas o con participación de fondos públicos: fundaciones, entes, observatorios, consejos, defensores, agencias, direcciones, etc. Según el informe, tenemos el doble del porcentaje por habitante que los que tiene Italia, que se mantiene en niveles muy parejos con los de Francia, país que siempre se ha caracterizado por su fuerte estructura pública. 

Lo más sorprendente es que España tiene 300.000 políticos, empleados por elección o por designación directa en todo tipo de organismos, más que Alemania, país que tiene el doble de la población española. El estudio desvela que el tamaño desmesurado de nuestra administración no se encuentra distorsionado tanto entre los funcionarios que prestan servicio directo al ciudadano (profesores, administrativos, médicos, policías etc), sino que el mayor porcentaje de distorsión se encuentra entre los políticos que pueblan nuestra administración.


Las comunidades autónomas y los ayuntamientos, la gran agencia de colocación de los partidos.

El estudio desvela que la mayor cantidad de políticos colocados en la administración, lo hacen a través de organismos dependientes de las comunidades autónomas y los ayuntamientos, y el estudio elaborado por estos tres asesores de la Presidencia del Gobierno destaca la fiebre colocadora en las empresas municipales de la vivienda y las empresas de transporte municipales y la proliferación de observatorios y organismos asesores. Precisamente el informe desvela que es bajo la llamada asesoría donde más políticos hay contratados, señalando incluso que en muchas ocasiones se dan casos de asesores que asesoran a otros asesores y así sucesivamente hasta en cuatro ocasiones hasta que llega el asesoramiento a un cargo electo.


Por primera vez se desvela el número de liberados sindicales y patronales.

El informe también considera como políticos a los liberados sindicales y patronales, y por primera vez se les pone cifras. En el caso de las organizaciones sindicales, en España contamos con 65.130 liberados sindicales. Las patronales cuentan con 31.210 personas empleadas con responsabilidad en la dirección política de sus organizaciones. En el informe se especifica que el número de liberados sindicales y patronales se incluye puesto que realizan funciones de organización política del Estado, y sus organizaciones son sufragadas por fondos procedentes de la administración central, las comunidades autónomas y los ayuntamientos. En este apartado no sólo se ha incluído la representación de los sindicatos mayoritarios como CC.OO y UGT sino que también han sido incluídos todos los sindicatos con representación. Para el cálculo de estos se ha analizado las bolsas de horas sindicales y liberados que reflejan los convenios colectivos sectoriales.

Los datos más voluminosos y algunas curiosidades del estudio.

El estudio, del que Diario El Aguijón ha extraído la tabla anexa a este artículo, refleja que el lugar donde más políticos hay colocados es en empresas públicas o con participación pública (en su mayoría son autonómicas y municipales) donde hay empleados la friolera de 131.250 políticos. Le siguen los ayuntamientos, que emplean directamente a 8112 alcaldes y 65.896 concejales. A continuación les siguen los sindicatos y patronales. Entre los elementos especialmente curiosos están los cargos de designación directa en el sistema sanitario y el sistema educativo, donde hay empleados 8260 y 9320 políticos que realizan en su mayoría tareas de asesoramiento, planificación y control del resto de empleados públicos. 

También destacan los políticos empleados como cargos de confianza, que el informe detalla en 40.000 subrayando el informe, que la cifra se ha disparado por la práctica habitual de los grupos municipales y parlamentarios autonómicos a tener un determinado número de cargos de confianza respecto a su representación que realizan labores internas de los grupos, y que se solapan con las de los asesores personales que a su vez tienen los políticos electos. El informe, por tanto, pone negro sobre blanco que en España tenemos más jefes que indios.


21 marzo, 2012

¡ Viva La Pepa ! ... en el Ateneo de Madrid


El 19 de marzo de 1812, culminados los trabajos desarrollados por las Cortes desde septiembre de 1810, fue promulgada la primera Constitución Española que comenzaba así:

En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo autor y supremo legislador de la sociedad.

Las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación Española, bien convencidas, después del más detenido examen y madura deliberación, de que las antiguas leyes fundamentales de esta Monarquía, acompañadas de las oportunas providencias y precauciones, que aseguren de un modo estable y permanente su entero cumpli-miento, podrán llenar debidamente el grande objeto de promover la gloria, la prosperidad y el bien de toda la Nación, decretan la siguiente Constitución política para el buen gobierno y recta administración del Estado.

TITULO 1.- DE LA NACION ESPAÑOLA Y DE LOS ESPAÑOLES

CAPITULO I.- De la Nación Española

Art. 1. La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios.
Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales.
Art. 4. La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen.
(...)

Efectivamente, en el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid se conmemora el Bicentenario de la Constitución de 1812, popularmente conocida como "La Pepa", debido a su fecha de promulgación, con una serie de Actos, cuyo programa es el siguiente:

El próximo martes, día 27, tendrá lugar el segundo de los Actos programados con la conferencia que lleva por título "Cádiz y el republicanismo español" a cargo de D. Manuel Muela, presidente del C.I.E.R.E., que será presidido por nuestro compañero P.L.A. y presentado por Vilamallén, asimismo del C.R.3. ( a continuación, adjuntamos la invitación)

Sirva este post como invitación a todos sus lectores a este magno Acto cultural que se desarrollará en el magnífico Salón de Actos del Ateneo de Madrid a las 19:30 horas del martes 27 de Marzo de 2012.

Os esperamos a todos el martes que viene para gritar al unísono
¡ Viva la Pepa !
en el Ateneo de Madrid, ¡hasta entonces!.




14 marzo, 2012

Diferencias salariales de género


La verdad sobre los salarios de mujeres y hombres
Por Domingo Soriano


Domingo Soriano es licenciado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Carlos III de Madrid. En el curso académico 2006-2007, realizó el Master de Periodismo de El Mundo-CEU. Desde entonces, ha trabajado como periodista en la sección de Economía de El Mundo y Libertad Digital.

Por su interés y profusa documentación transcribimos este artículo, publicado el 13.03.2012, en el Suplemento Ideas de Libertad Digital.com

El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer. Una jornada que debería servir (si es que tienen alguna utilidad estas celebraciones) para fijar la atención sobre la situación de las mujeres en lugares como Irán o Arabia Saudí, donde se les trata como a ciudadanos de segunda, está marcada en España por la reivindicación acerca de la brecha salarial, es decir, la absurda creencia de que las trabajadoras cobran menos que sus compañeros por hacer el mismo trabajo.

"La brecha salarial existente en España es una lacra contra la que hay que luchar los 365 días del año", declaró Juan Manuel Moreno, secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad. "Las mujeres españolas ganan menos que los hombres a lo largo de toda su vida, con independencia de su formación. Peor aún, cuanto más alto es su nivel de estudios, mayor es su discriminación salarial". "Las mujeres necesitan trabajar 54 días más que los hombres para cobrar lo mismo". "Las mujeres cobran un 22% menos que los hombres pese a tener mejores calificaciones". "Las mujeres cobran un 16% menos que los hombres por el mismo trabajo". Todas estas frases han aparecido en la prensa española en los últimos dos años, especialmente en fechas señaladas como el 8 de marzo. En todas se desliza una idea que se ha convertido en el dogma que rige la política de igualdad en nuestro país:

Las mujeres están discriminadas y la mejor prueba es que ganan menos que los hombres por hacer el mismo trabajo.

Todos los partidos políticos sin excepción (desde ERC hasta el PP, pasando por el PSOE y UPyD) emitieron comunicados el pasado jueves denunciando esta injusticia y prometieron seguir luchando para acabar con tan inaceptable discriminación. Posiblemente no exista ningún otro tema en el que sea posible encontrar una unanimidad semejante entre las formaciones españolas, unanimidad que se refleja también en los medios de comunicación.

Sin embargo, la afirmación de que las mujeres ganan menos por hacer el mismo trabajo es un absurdo económico que nadie con unos mínimos conocimientos debería mantener. No tiene la menor lógica. Los empresarios tienen como principal objetivo ganar dinero y mantener viva su empresa; por lo tanto, si existe un colectivo que hace exactamente el mismo trabajo a cambio de un salario menor, sólo contratarán a miembros de ese colectivo, ya sean mujeres, inmigrantes, jóvenes o lo que sean, porque de esta manera aumentarán sus beneficios. Es más, incluso si un empresario se resiste a hacerlo por prejuicios... se verá obligado a cambiar de actitud, so pena de caer bajo la presión de la competencia, que podrá explotar esta ventaja contratando a los trabajadores que él rechace.

Los políticos (y en esto también hay pocas diferencias a derecha e izquierda) nos presentan a los empresarios como seres sin escrúpulos, avariciosos y deseosos de explotar la menor oportunidad para aumentar sus beneficios. Sin embargo, cuando se habla de sueldos de hombres y mujeres, estos miserables capitalistas se convierten en estúpidos, capaces de no contratar a una mujer sólo por sus prejuicios machistas, incluso aunque esto perjudique a su cuenta de pérdidas y ganancias.

En realidad, frases como las que encabezan este artículo son tremendamente insultantes, tanto para los empresarios (entre los que hay hombres y mujeres, no lo olvidemos) como para las mujeres, a las que se pinta como incapaces de mejorar su propia situación por sí mismas (por ejemplo, cambiando de trabajo si sienten que pueden pedir más sueldo por sus servicios). Además, casi nunca se señala a una compañía en concreto o una situación de supuesta desigualdad real. De hecho, en 2009 el Ministerio de Igualdad de Bibiana Aído realizó 46.239 inspecciones en 241 empresas para comprobar si los trabajadores españoles sufrían algún tipo de discriminación. Pues bien, sólo encontró 590 supuestos casos (un 1,28%), y en 245 la discriminación la padecían... ¡hombres!

En realidad, este resultado es lógico. Como decíamos antes, ni las mujeres son tan tontas como para aceptar cobrar menos que un hombre por el mismo empleo sin buscar otra empresa que les pague lo que se merecen, ni sus jefes son tan estúpidos como para no darse cuenta de que, al comportarse así, perderían a sus mejores empleadas a manos de sus competidores. Pero la realidad, por muy machacona que sea, no es un impedimento para quienes año tras año repiten las mismas falsedades.

La razón para este empecinamiento es doble y fácil de comprender. Por un lado está la corrección política que nos invade: una vez que uno de estos mensajes facilotes aunque falsos ha calado en la opinión pública es muy difícil que nadie se arriesgue rebatirlos, puesto que inmediatamente sería tachado de machista y retrógrado (sólo unas pocas mujeres han sido capaces de elevarse sobre el ruido que nos rodea y denunciar este hecho). Además, políticamente es muy jugoso aprobar una norma que, sólo aparentemente, favorece a la mitad del electorado. En segundo lugar, para comprender el éxito y la supervivencia de estos prejuicios, no hay que olvidar los incentivos que se van creando según se desarrolla un programa político. En España, el Estado, todas las autonomías, los principales ayuntamientos e incluso muchas empresas tienen institutos de la mujer, observatorios de igualdad, oficinas de no discriminación, ONG a las que subvencionan para que defiendan estos fines, etc. Si un día se generalizase la idea de que no existe tal discriminación, toda esa gente se quedaría sin trabajo. Nunca he creído que estos organismos mientan a propósito, pero los incentivos son perversos: si tu sueldo depende de creer que algo es cierto, lo más probable es que acabes creyéndotelo. ¿Alguien se imagina un informe del Instituto de la Mujer diciendo que ya no existe brecha salarial y, por lo tanto, hay que cerrar el Instituto de la Mujer?


La realidad.
¿Cuál es la realidad que se esconde tras esa diferencia salarial entre hombres y mujeres? En primer lugar, lo que dice el INE en su última Encuesta Anual de Estructura Salarial es esto:

El salario medio anual femenino representó el 78% del masculino. Esta diferencia se reduce si se consideran situaciones similares respecto a variables como ocupación, tipo de jornada o contrato, entre otras.

Esto quiere decir que las mujeres cobran de media un 22% menos que los hombres. A ese dato es al que se agarran todos los titulares que hemos leído en los últimos días. Pero esto no quiere decir que las mujeres cobren menos por hacer lo mismo, y desde luego no demuestra discriminación alguna. Es una pura media estadística. Lo que hay que hacer es analizar los datos y ver si con el comportamiento de ambos sexos en el mercado laboral puede extraerse una explicación. El propio INE ya apunta en esa dirección cuando dice que la diferencia se reduce si se consideran "situaciones similares" respecto a otras variables.

Lo primero que a cualquiera se le ocurre es que una de las explicaciones puede ser histórica. El mercado laboral español no se formó ayer, sino que se ha ido moldeando a lo largo de los años. Los sueldos más altos y los cargos directivos los ocupan personas que comenzaron su carrera profesional en las décadas de los 60 y 70. En aquellos años, el número de hombres que iba a la universidad era muy superior al de mujeres. Es más, incluso entre las más avanzadas estudiantes de la época era muy común dejar aparcada del todo la carrera profesional cuando llegaban los hijos.

Ésta es la principal razón de la falta de mujeres en los puestos directivos de las empresas (el famoso "techo de cristal"). En muchas ocasiones se dice: "Ya hay más licenciadas que licenciados y sin embargo la presencia femenina en los consejos de administración de las compañías del Ibex no llega al 11%". Ambas cosas son ciertas, pero mezclarlas no tiene sentido. La edad media en esos consejos de administración es de 59 años; estas personas comenzaron sus estudios universitarios a finales de la década de los 60 y luego fueron creciendo profesionalmente hasta llegar al puesto que hoy ocupan. No tiene lógica comparar el número de licenciados en 2005 con un consejo formado por personas que obtuvieron su título en 1970.

De hecho, esta brecha histórica se refleja incluso en la administración pública. Un buen ejemplo sería la carrera judicial (ver página 14 de La Justicia: dato a dato del CGPJ). Desde hace años, las mujeres arrasan a los hombres en las oposiciones judiciales. Sin embargo, los salarios medios de los jueces masculinos siguen siendo más elevados que los de sus colegas femeninas. ¿Por qué? Por una razón muy sencilla: ellos llevan mucho más tiempo en su puesto y han ascendido más en el escalafón. Así, entre los jueces de más de 60 años hay 306 hombres y sólo 31 mujeres; pero en la horquilla 31-40 años hay 936 juezas por sólo 481 jueces. Si alguien mira los salarios de estos profesionales o la presencia de los dos sexos en altos organismos como el Tribunal Supremo o el Tribunal Constitucional, podría sacar la apresurada conclusión de que se discrimina a la mujer. No es cierto: simplemente, a las juezas que han ido incorporándose a la carrera en los últimos 20 años no les ha dado tiempo todavía a desplazar a sus colegas de más edad.

La segunda razón por la que los hombres ganan, de media, algo más que las mujeres tiene que ver con el comportamiento de unos y otras en el mercado laboral. Para explicar este hecho, lo mejor es acudir a las estadísticas de EEUU, país en el que la mujer lleva mucho más tiempo en el mercado laboral y donde los estudios están mucho más desarrollados.

Según un informe del Censo norteamericano, las mujeres solteras de entre 22 y 30 años ganan un 8% más que los hombres solteros de la misma edad. Al mismo tiempo, un estudio del año 2005 mostraba que también las mujeres solteras de entre 35 y 43 años ganaban algo más que sus colegas masculinos. Esto parece echar por tierra cualquier acusación de machismo. Si los empresarios odian a las mujeres trabajadoras, ¿por qué no se ceban también con las solteras jóvenes? ¿Es el suyo un machismo selectivo?

Si se unen todos los datos es fácil darse cuenta de cuál es la verdadera razón de la brecha salarial: cuando se casan y tienen hijos, mujeres y hombres se comportan de forma diferente. Así, ellas interrumpen su carrera durante largos períodos de tiempo con más frecuencia que los hombres, y no sólo por la baja maternal tras el embarazo. También es más común que pidan reducciones de jornada.

Según una encuesta publicada por El País el pasado 8 de marzo, a la pregunta de si aceptarían un puesto de más responsabilidad y más sueldo a cambio de más horas de trabajo, un 67% de los hombres decía que sí, por sólo un 58% de las mujeres.


Un estudio muy interesante es el de Marianne Bertrand sobre quienes han obtenido un MBA en la Booth School of Business de Chicago. Todos ellos estaban destinados a alcanzar puestos directivos, por eso pagaron mucho dinero por cursar esos estudios. Sin embargo, las conclusiones son reveladoras: diez años después de la graduación, el 16% de las mujeres no trabajaba (normalmente, porque han preferido quedarse en casa con sus hijos), por sólo un 1% de los hombres; el 92% de los varones trabajaba a tiempo completo, cifra 30 puntos superior a la de las mujeres (62%); en cuanto a tiempo de trabajo, que en el primer año era casi idéntico en hombres y mujeres, a los diez años arrojaba una diferencia sustancial en favor de los primeros: 56,7 horas semanales frente a 49,3. Por lo demás, Bertrand advierte que los MBA masculinos tienden a escoger especialidades que exigen más tiempo de trabajo pero que también aportan más sueldo (como las finanzas), mientras ellas eligen más a menudo otras menos remuneradas (como el marketing).

En España, como veíamos antes en el ejemplo de la carrera judicial, las mujeres están asaltando la función pública. De los 134 nuevos jueces de 2011, 99 eran mujeres. Lo mismo pasa en casi todas las oposiciones: desde 2007 hay más funcionarias que funcionarios en España, y esa proporción irá creciendo según se jubilen los más veteranos, que son mayoritariamente hombres. Esto concuerda con el estudio de Bertrand. La administración paga menos de media que el sector privado, pero también exige menos dedicación horaria y permite compaginar mejor la vida laboral con la familiar.

Podemos concluir que los llamativos titulares sobre la discriminación salarial son producto de la exageración o la falta de análisis. La verdadera razón de la diferencia en los sueldos de hombres y mujeres tiene que ver con la duración de su vida laboral y la manera en que unos y otros encaran ésta. Es una cuestión de coste de oportunidad: a partir de determinado momento de su vida, ellas valoran más su tiempo libre y su familia que un ascenso; a ellos les cuesta más dar un paso atrás en su profesión. ¿Por qué? Cada uno tendrá una respuesta. Ésta es una pregunta para un sociólogo, no para un economista.

Forzar los datos para mantener a toda costa el discurso sobre la discriminación salarial no traerá nada bueno. Como decíamos antes, supone un insulto para la mujer y para los empresarios (aún más para las empresarias); genera tensión en la sociedad: ellas se sienten apartadas y ellos piensan que pueden perder un empleo por culpa de la paridad; provoca que cuando una mujer llegue a un puesto de responsabilidad muchos duden de si es por su valía o por las cuotas, y el trabajo que miles de trabajadoras han hecho en las últimas décadas para demostrar su capacidad se pone en entredicho. Eso sí, el próximo 8 de marzo, todos los partidos volverán a unirse: sólo ese día se ponen de acuerdo en algo. Es una pena que sea para solucionar un problema que no existe.



Hasta aquí la totalidad del artículo transcrito, que refleja la opinión de su autor, D. Domingo Soriano, libre es el lector para extraer sus propias conclusiones. Nosotros, como el poeta, decimos:


“Tu verdad no; la verdad 
 y ven conmigo a buscarla. 
La tuya, guárdatela.”
Antonio Machado