29 octubre, 2006

EL REPUBLICANISMO EN EL SIGLO XXI


La monarquía parlamentaria establecida en 1978, tras veintiocho años de singladura, precedidos de otros tres años de Transición (1975-1978), ha conducido a España a una grave crisis. Crisis institucional, crisis de Estado y crisis nacional. En los últimos tres años se ha acelerado el deterioro del sistema definido en 1978 hasta llegar a la situación actual: la Constitución está a un paso de quedar como un mero enunciado teórico, sin aplicación posible en la vida política española.
Los intentos de 1978 por liberalizar el franquismo han terminado por configurar un gobierno de oligarquías partitocráticas y económicas, completamente ajeno a las formas democráticas. Un gobierno que considera la división de poderes una mera anécdota. Ningunea al Parlamento y somete la independencia del Poder Judicial. Un régimen dispersivo que diluye la Nación y el Estado en provecho de las élites nacionalistas que, aspiran a incrementar su poder territorial mediante la deconstrucción del país en naciones más pequeñas.
El republicanismo español del siglo XXI ante esta situación, no puede seguir mirando atrás, no puede seguir añorando un irretornable 14 de abril, ha de olvidar el estéril pasado de una destructiva guerra civil y ha de retomar el camino de la reivindicación y defensa intransigente de la Democracia Política. El republicanismo ha de reagruparse y redefinirse en función de los valores que ha generado en su historia y que constituyen su razón de ser. Porque para quienes nos reclamamos herederos de la lucha por el desarrollo y avance de la civilización, que eso es la lucha por la libertad y la democracia, el tríptico de libertad, igualdad, fraternidad, está vivo y continúa vigente.
Libertad, o lo que es lo mismo, Estado de Derecho, imperio de la ley; Igualdad, o lo que es lo mismo, soberanía nacional; Fraternidad o, lo que es lo mismo, solidaridad y justicia social. Sobre los principios clásicos del republicanismo afirmamos los nuevos principios cívicos para el presente y el futuro: la iniciativa individual como motor del progreso, la defensa de los consumidores y la lucha contra los monopolios, la generación y el reparto de la riqueza y del conocimiento, la solidaridad global, las causas humanitarias, el cuidado y la protección del medio ambiente, y la defensa de las derechos individuales y de la democracia.
La política del régimen no da más de sí que el ya conocido ir y venir del PSOE al PP, con los riesgos que la lucha feroz entre partidos termine por desestabilizar todo el engranaje y destruya nuestro marco nacional de convivencia: España. Nada se puede esperar de ellos si aspiramos a hacer avanzar a España por el camino de la Democracia Política. Hoy, veintiocho años después de 1978, los republicanos no consideramos como ideal el sistema surgido de la Transición/Transacción, pero intuimos que lo que se avecina es mucho peor para el conjunto de los ciudadanos de este país. Como republicanos, proponemos un gran proyecto de reforma democrática que conduzca a España, desde la actual monarquía parlamentaria, a la República Constitucional.
(CLUB REPUBLICANO 3)

27 octubre, 2006

Número "0", en pruebas, de DR

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