15 junio, 2013

Eppur si muove

Lorenzo Abadía




moviendo lentamente bajo la aparente normalidad institucional del régimen oligárquico surgido de la Transición. Como si de placas tectónicas se tratase, el lento traslado de la sociedad civil hacia posiciones consideradas hasta ahora como “no útiles”, está generando la posibilidad real de que en la 
sociedad política se produzca un terremoto cuyo epicentro estaría ubicado en el seno de los dos partidos hegemónicos de este régimen: PP y PSOE. Según las últimas encuestas, en unas hipotéticas elecciones europeas mostradas por el diario El País, ambos partidos ya no sumarían la mitad de los votos totales emitidos, es decir, que habrían dejado de ser hegemónicos. Para mayor prueba, en las encuestas catalanas editadas por El Periódico de Cataluña, Ciudadanos igualaría por primera vez al PP.

Hay, para mí, dos datos fundamentales que alientan la esperanza de que esta tendencia no sólo se consolide sino que alcance las cotas necesarias para que de verdad se produzca un cambio real en el sistema político, porque, si bien no he visto en las alternativas ningún programa que se ajuste completamente a los principios representativo, participativo y de separación de poderes que una democracia exige, algunos están bastante cerca de hacerlo y, con la ayuda de alguna otra opción política que pudiera surgir, la reforma política (quizá con un proceso constituyente ciudadano incluido) podría empezar a contemplarse como una verdadera posibilidad.

El primer dato es que lo peor de esta crisis, por desgracia, no  ha pasado ya. Y como verdadera garantía de que esto es así, tenemos que Rajoy dice lo contrario. Ya que todos los ciudadanos debemos sufrir sus consecuencias, al menos permítasenos ver el único lado optimista del rostro de la crisis: si ésta persiste durante un tiempo, el descrédito de la clase dirigente actual, especialmente de quienes nos han llevado hasta donde estamos (PP y PSOE), irá en aumento.

El segundo dato es que es muy probable que el descontento que ha provocado la huida de casi la mitad de los votantes del Partido Popular, no acabase instalándose en la abstención y terminase inclinándose por alguna opción liberal-conservadora que tuviera por axiomas innegociables la necesidad de reformar o eliminar el Estado Autonómico, sustituir la ley electoral existente por una representativa con revocatoria de mandato y establecer una verdadera separación de poderes, requisitos básicos para evitar una nueva creación de otra futura casta política que repita los desmanes de los últimos 35 años.

Pero para que esta deseable posibilidad se transforme en auténtica realidad se precisa de una acción política contundente que sea capaz de unir a una buena parte del asociacionismo y de la ciudadanía en torno a los puntos expuestos. Hoy se dan los factores necesarios para que, esta vez sí, prenda la llama democrática en el ambiente inflamable de la oligarquía. Basta con que aquellos a quienes las circunstancias les han colocado ante la responsabilidad de generar las primeras chispas, lo hagan con generosidad, pensando en sus hijos y no en ellos.

Por su indudable interés y oportunidad, reproducimos este análisis de Lorenzo Abadía, compañero y amigo, publicado recientemente en http://www.mandoadistancia.me



2 comentarios:

Ricardo dijo...

el articulo de Lorenzo es bastante bueno, pero ¿Y la lucha económica?

La exención de IVa a grupos empresariales, ONG, etc, alumbrados por la COnstitucion del 78 mientras que los españoles nos cargamos la familia... Y pagamos más

Pla dijo...

No tengo tan claro que, en unas elecciones municipales, autonómicas o nacionales, el comportamiento del electorado fuera a ser tan "crítico" como en las elecciones europeas, que todos saben que no valen para nada y permiten desahogos.

Muy buen texto.